Si nos remitimos al Anuario estadístico del Ministerio del Interior con respecto a la criminalidad en España, encontramos cifras muy significativas que pueden ayudar en la toma de decisiones de cualquier sector que tenga la necesidad de protegerse.

En este caso, queremos dar un especial interés a los delitos contra el patrimonio y de forma más concreta a los hurtos.

Según los últimos datos aportados por la Administración en el año 2020 reflejan que un 23,8 % del 73,8% de todos los delitos contra el patrimonio corresponden a hurtos.

Además, hay que reseñar que en el año 2020 o año Covid19, el virus y sus consecuencias sociales afectaron a los resultados de las estadísticas delictivas, observando los siguientes datos:

Hechos conocidos por tipología penal Hurtos: 711.507 (2016), 712.398 (2017), 706.072 (2018), 700.453 (2019) y 420.950 (2020-covid19).

De forma genérica, los delitos relacionados con esta ilícito penal se mantienen en cifras de forma regular desde el 2016 hasta la actualidad (excepto 2020-covid19) y esto, entre otros muchos factores, muestra una carencia en las estrategias de prevención, investigación y persecución por parte de los actores afectados, sean públicos o privados.

Aun así, vamos a destacar otros datos de interés que nos van a ir marcando una serie de necesidades:

Hechos esclarecidos por tipología penal Hurtos: 109.627 (2016), 109.895 (2017), 109.908 (2018), 111.318 (2019) y 77.262 (2020-covid19).

Los datos muestran que, entorno al 15% de los delitos de hurtos conocidos son esclarecidos y, por lo tanto, queda un 85% de los hechos delictivos sin resolver o sin la identificación de sus autores.

Un porcentaje elevado de estas cifras tan preocupantes afecta a uno de los sectores más susceptibles de este tipo de acciones delictivas, el sector comercial.

No sólo se ve afectado sus propio patrimonio o productos de venta, sino también sus clientes, que suman a este tejido comercial una víctima más en las acciones delictivas, ya que este tipo de perfil delincuencial aprovecha tanto el hurto en el propio establecimiento y, si es viable, la sustracción de las pertenencias personales de los clientes que se encuentran comprando.

Las víctimas sufren consecuencias negativas en sus entornos económico-sociales cuyos perjuicios se ven reflejados en los beneficios e imagen comercial.

Por este motivo, es necesario replantear nuevas estrategias en prevención, detección e identificación de autores con la introducción de la figura del Detective Privado como herramienta de solución a los hurtos en grandes superficies.

Al no ir uniformado, le permite integrarse discretamente entre los clientes y asistentes con el objeto de detectar: individuos y grupos organizados, actividades sospechosas que puedan ser frustradas en el momento u otras acciones que sean sancionadas por ley.

Este servicio puede ser un tándem operativo exitoso con otra figura legalmente identificada en la ley, el Vigilante de Seguridad, quien realiza este servicio de uniforme reglamentario y se encuentra acreditado mediante una identificación o placa visible en la que figura su número profesional.

Invertir en este binomio es sinónimo de éxito de cara a fortalecer la seguridad en el recinto y, en consecuencia, evitar la comisión de actos delictivos. La finalidad es buscar la máxima eficacia de un servicio de seguridad integral en los centros comerciales.

Asimismo, hay que destacar que la vigilancia no uniformada es algo inherente al detective privado y realizar esta competencia sin la autorización legal es incurrir en intrusismo profesional.

Con cirmat investigation disponemos de investigadores privados cualificados y con extensa experiencia en diferentes sectores, que obtendrán y mantendrán un entorno seguro gracias a las estrategias y metodologías preventivas en la operativa de seguridad y vigilancia.

 

Autor: equipo cirmat investigation.